Mientras que España se generaba una gran polémica, La Organización de Naciones Unidas celebra esta semana la 6ª Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial.
Bajo el lema “Calles para la vida”, la Semana busca aunar compromisos políticos para lograr regular el límite de velocidad en áreas urbanas a 30 km/h, y generar apoyo a nivel local para lograr ciudades seguras, saludables, verdes y habitables. Naciones Unidas busca también generar vínculos entre ese límite de velocidad y el logro de una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos los relacionados con la salud, la educación, las infraestructuras, las ciudades sostenibles, la acción climática y las asociaciones.
Al mismo tiempo, se dio el pistoletazo de salida a la iniciativa #Love30 que invita a todos los ciudadanos a firmar una carta abierta para reclamar que el límite de velocidad de 30 km/h sea la norma en las ciudades y pueblos de todo el mundo.
En España mientras crecen las voces que piden mayor regulación para bicis y patinetes, el pasado 11 de mayo de 2021 entraba en vigor la nueva normativa de la DGT (Dirección General de Tráfico) relativa a los límites de velocidad en todas las vías urbanas en España. Se trata de cambios que pueden afectar a cualquier tipo de vía, cuyo objetivo es proporcionar una mayor seguridad a vehículos vulnerables como bicicletas o patinetes, así como reducir la contaminación tanto acústica como medioambiental.
Los nuevos límites de velocidad en vías urbanas en España son:
- 50 km/h en vías urbanas que tengan dos o más carriles en el mismo sentido.
- 30 km/h en vías urbanas que solamente tenga un único carril del mismo sentido.
- 20 km/h en vías urbanas que tienen un carril, un sentido y dispongan de acera.
Aunque circular a 30Km/h es beneficioso para todos, esta nueva normativa ha generado grandes críticas a pesar de que las evidencias obtenidas a nivel mundial demuestran que las calles con límites de velocidad bajos reducen el riesgo de sufrir lesiones graves y salvan vidas. Entre otras iniciativas, en Bogotá, la capital de Colombia, la implantación de zonas limitadas a 30 km/h se incluyó en el paquete de medidas del Plan de Gestión de la Velocidad, y se logró un descenso del 32% en la mortalidad asociada a los siniestros de tránsito.
En las calles con límites de velocidad bajos los vehículos pueden desplazarse sin problemas, con menos aceleraciones (relacionadas con las emisiones de escape en los vehículos con motor de combustión interna) y desaceleraciones. Todo ello se traduce en una menor contaminación. Los badenes pueden provocar un ligero aumento de la contaminación en zonas puntuales debido a una mayor aceleración y frenado, pero su impacto es bajo. Las calles más seguras y que cuentan con los límites de velocidad más bajos animan a prescindir del vehículo y optar por caminar e ir en bicicleta. Además, un menor número de vehículos hará que disminuya la contaminación del aire y las emisiones de CO2 (incluso de los vehículos eléctricos) y supondrá mayores beneficios para la salud.
En España, a pesar de las críticas obtenidas ante los nuevos límites de velocidad en todas las vías urbanas por una parte de la población, la presión social para regular el uso de estos medios de transporte como las bicicletas y los patinetes eléctricos (en auge en los últimos años) sigue creciendo cada día. La DGT ha tomado nota de todas las peticiones que le llegan desde hace meses, exigir responsabilidades a los propietarios, mayores medidas de protección, como el uso del casco obligatorio para los riders, y un sistema de identificación mediante matrículas para poder llevar un control y registro de dichos vehículos motorizados.
Son muchas ciudades las que cada vez más apuestan por rebajar los límites y acompañar esta medida con la mejora de las infraestructuras urbanas y Europa sigue la misma senda, ciudades como París, Bruselas, Milán, Roma, Estocolmo, Copenhague o Viena, apuestan por calles más seguras y acogedoras para ciclistas y peatones. La movilidad activa traerá beneficios para la salud y el medio ambiente, y serán decisivas las zonas de 30 km/h bien ejecutadas, con infraestructuras modificadas que ayuden a calmar los flujos de tráfico y a mantener a los usuarios vulnerables separados del tráfico motorizado.